Concierto X Aniversario C.H.P. – REQUIEM DE FAURÉ

Tras varios meses de estudio y ensayos, el pasado sábado, 29 de abril, la Coral Harmonía Polifónica de Valencia celebraba su X aniversario, con el mejor programa a su alcance y en el mejor de los escenarios posibles, la Basílica de San Vicente Ferrer, sede en la que trabajamos nuestros ensayos, con la acogida que los Padres Dominicos nos ofrecen. La alegría compartida con nuestros familiares, amigos y seguidores no ha podido ser mayor. 

El programa, seleccionado por nuestro director Ernest Artal, se ha dividido en dos partes. En la primera de ellas, en las que se interpretaron dos piezas creadas por el propio Artal, la soprano Aurora Peña logró sobrecoger al público, sumido en un silencio casi orante, al seguir los cantos del Ave María y el de Llama de Amor viva, composición ésta última basada en el texto de San Juan de la Cruz. En la segunda, la Coral interpretó el Requiem de Gabriel Fauré, en el que solos de barítono de las partes II Offertorium y VI Libérame fueron interpretados por Cristofer Villegas y Aurora Peña cantó el solo para soprano de la IV parte, el Pie Jesu. Y podemos decir que, a pesar de los nervios, todos los coralistas ofrecimos lo mejor de cada uno de nosotros. 

La responsabilidad al cantar bajo la dirección de un compositor conocido, junto al pequeño conjunto orquestal de cuerda, viento y órgano, seleccionado entre profesores profesionales, es seguro que, a cada uno de los coralistas le hizo sentir que el compromiso era mayor del habitual que, de por sí, ya es enorme; porque somos conscientes de que, con nuestra pequeña labor, no solo disfrutamos de la música, sino que colaboramos en el trabajo por el bien cultural de nuestra Comunidad.

Pero precisemos un poco. Los lectores de esta reseña ya saben que está escrita desde casa. Y una madre suele valorar el trabajo de sus hijos desde la singularidad de cada cual y, por eso, les aplaude el trabajo, al tiempo que les insta a seguir adelante. En nuestro conjunto coral no se sabría muy bien quien representa el papel de la madre. Tal vez, ese rol se distribuya entre todos los coralistas, animándonos unos a otros, siempre desde un apoyo afectivo. Pues bien sabemos cada uno, lo que vamos poniendo de nuestra parte que, no siempre es el cien por cien, porque las energías se nos van desgastando. Pídanle a cualquier adulto mayor que permanezca de pie, ensayando más de dos horas, durante varios días seguidos. Sin el amor por la música, verán que no hay tanta disponibilidad.

La orquesta, todos ellos jóvenes profesores de instrumento, sonó como un conjunto tan equilibrado que pareciera que eran muchos más. El sonido del metal tan poderoso, junto a la cuerda tan envolvente, arropó de manera especial a la Coral. Había que escuchar a la arpista y a la violinista, para entrever la delicadeza que transmitieron con la obra de Fauré.

Para nuestro director no tenemos adjetivos que se ajusten a su esfuerzo y sí una obra literaria que lo resumiría: Los trabajos de Hércules. No exponemos aquí el contenido de esta obra, que narra las andanzas del mítico personaje de la antigüedad. Tan solo un detalle, tal cual reza en una conocida edición: “El triunfo de Hércules, más allá de las proezas de un superhéroe, ilustra el poder de la voluntad y la virtud humanas frente a los retos más exigentes”. Artal, con sus movimientos, parecía querer arrancar de los músicos toda la potencia y delicadeza posibles, al tiempo que, de la coral parecía querer extraer las voces más vívidas, pidiendo de sus sonidos la emocionalidad que una obra como la de Fauré requiere transmitir. Y así, nos condujo a todos al Paraíso: el momento final de este Requiem.

Queremos expresar nuestro agradecimiento, a través de nuestra Junta Directiva que tanto se ha esforzado, a las entidades patrocinadoras Renta4banco y Trasnvía, así como a la inestimable ayuda de los miembros de la Asociación Española contra el Cáncer, que tras un acuerdo de colaboración mutua, se encargaron de la atención a los asistentes con la distribución de las invitaciones a la entrada del concierto, al tiempo que realizaron una cuestación contra el cáncer y naturalmente, a la Orden de los Predicadores, en la persona del Padre D. Javier que, con tanta amabilidad nos acogen. Y si cabe anotamos una pequeña anécdota. Les ocupamos tanto espacio a los padres y frailes dominicos que, estos últimos días, se han visto abocados a retirar de la sillería del coro, los tomos de la Liturgia de las Horas, para dejarnos su espacio, y permitir que siguiéramos ensayando mientras ellos rezaban las Vísperas, en otro espacio conventual. Todo parece tener un vínculo, pues las vísperas son a la oración, lo que el Requiem de Fauré es a la despedida del ser amado: todo plegarias. Es de agradecer.

Y nosotros hemos vivido este concierto desde la alegría de compartir estas obras, envueltos por la música que han interpretado los jóvenes profesores que nos han acompañado. No podíamos celebrar nuestro X aniversario de mejor forma. 

¡Mil gracias a todos por acompañarnos y arroparnos! De este modo, es casi seguro que vamos a poder seguir trabajando para cantar cada día mejor y con obras de envergadura. 

Ana Piera Orts. Contralto

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