Concierto Extraordinario en la Parroquia de Jesús Maestro de Valencia

¿Pueden las personas transmitirse entusiasmo y emoción entre ellas?

Parece que sí se puede. Al menos, es lo que la gran mayoría de las personas que integran la Coral Harmonia Polifònica de València experimentaron en la celebración del Concierto Extraordinario, que se ofreció en la Parroquia de Jesús Maestro, el viernes 16 de diciembre.
Enrique Montalt Alcayde, párroco de Jesús Maestro, había solicitado a la coral su participación en la conmemoración del día de la Parroquia, que se celebra en los últimos días de noviembre. Los cambios internos que se habían producido en la coral retrasaron esta invitación unas semanas. El tiempo necesario para que Ernest Artal, recién estrenado director musical, pudiera ajustar un programa adecuado para la ocasión.

Artal decidió no forzar los tiempos y retomar un repertorio ya conocido por los coralistas, pero con cambios sustantivos en la interpretación. Esto exigía una revisión, pieza a pieza y unos ensayos con acentos renovados. Al mismo tiempo, calculó que la proximidad de las celebraciones navideñas, llamaban a compaginar los calendarios. Pues, si la Navidad había llegado a los comercios hacía ya unas semanas; el tiempo litúrgico aún permanecía en Adviento. Villancicos sí, pero no solo, porque en el seno de la Iglesia, el niño tan esperado no estará en la cuna hasta que de verdad llegue el momento de la celebración de la Natividad.

Y qué mejor que música de Bach, Mozart, Schnabel, Haendel, Saint-Saëns, Vavilov y Salvador junto a otras piezas de origen popular, con marcado sentido de alabanza sacra en unas y canción de cuna en otras y acompañados por el pianista Mario Puche Gonzáles. Y situamos a la Virgen María en ese marco de espera, en el que tal vez preguntaría a su madre, Santa Ana, por alguna de las canciones que ella le cantara de niña o de camino a de casa de su prima Santa Isabel, que ya esperaba el nacimiento de su hijo San Juan, y quien también acunaría a su hijo con alguna nana.

Resuelta esta cuestión, quedaba por ver cómo se ajustaría la coral a un espacio tan singular como es la iglesia de Jesús Maestro. Ya que es un templo moderno de planta rectangular, dividido en tres ámbitos de alturas de techo diferentes, con el altar o presbiterio situado en el centro y en ambos lados el espacio para la feligresía. La dificultad estaba servida: a un lado o a otro del templo. La elección estuvo clara en cuanto la coral se situó en los escalones del altar, con el orden de sus cuerdas. El director comprobó la buena sonoridad que ofrecía la parte del templo que tiene su techo a una altura de cinco metros. Los otras dos, casi celestiales por sus 15 y 18 metros de altura respectivamente, dejaban escapar algunos efectos de la envolvente música.
Lo demás ya fue el resultado de la espléndida acogida que ofreció Enrique Montalt a la coral. Luego vendría la sorpresa del público, una gran parte de los feligreses de Jesús Maestro y también de amigos y seguidores de la coral que, atentos a cada pieza, iban incrementando el volumen de sus aplausos.

Habría que anotar un detalle que el público no podía conocer, pero que sin duda recibió su efecto. La reciente incorporación de Artal como director de la coral ha supuesto unos cambios necesarios que tienen que ver con su personalidad interpretativa. Durante los ensayos en las semanas anteriores, en ocasiones se encogía, bajaba sus brazos casi a la altura de sus rodillas, ponía sus manos como si sostuviesen unos delicados cuencos e iniciaba una lenta subida de manos, como si las vibrara y mientras nos decía casi gritando: más, más, más fuerza… la música es amor. Y, con el paso de los días integramos ese gesto: había que darlo todo cuando subía las manos de ese modo.

Y el culmen de este concierto fue la interpretación de Nadala del desert de Matilde Salvador. En sus últimas frases, las manos de Artal que, hasta ese momento casi eran de abrazos a la música, empezaron a moverse con ese gesto del cuenco, subiendo y subiendo hasta que cada una de las cuerdas de la coral, sopranos, contraltos, tenores, barítonos y bajos sonaron con las notas más altas que podían dar. El cierre seco, tras la explosión de voces, al cantar l´Infant és ja nat hizo que el público estallara con silbidos, bravos y una ovación que fue haciéndose más grande, a medida que el público se iba poniendo en pie.

El final tampoco pudo ser mejor, Enrique Montalt se acercó a Ernest Artal, lo abrazó y le agradeció su labor. Se notó que la música era un conector muy vivo entre ellos. Luego siguió dando las gracias al coro e invitó al presidente de la coral, Miguel Portolés, a acercarse junto a ellos y le recordó algo: ¿te acuerdas Miguel que me dijiste que cantaríais una misa en esta parroquia? Por supuesto que sí, le contestó. Y ante esa palabra dada, notariada ante todo el público que la aplaudió, se presentó a la coral un nuevo reto: tenemos que preparar un repertorio especial para celebrar una misa cantada en este singular edificio de culto, para su feligresía y amigos.

Como muestra final de agradecimiento a las ovaciones, la Coral Harmonía Polifónica ofreció la repetición de la pieza Transeamus usque Bethlehem y concluyó su concierto con la interpretación de la conocida pieza Noche de Paz.
Después compartimos saludos y abrazos llenos de un entusiasmo y emoción que, efectivamente, se transmitían unos a otros.

Ana Piera Orts
Cuerda de contraltos

7 Replies to “Concierto Extraordinario en la Parroquia de Jesús Maestro de Valencia”

  1. Ana Torres

    Disfrutamos mucho de este concierto, lleno de sensibilidad y
    emoción. Fué nuestro primer concierto con nuestro nuevo Director y ojalá sea el primero de muchísimos más.

  2. Teresa Alfonso

    No estuve en ese concierto, pero leyéndote me ha parecido sentirlo en el fondo de mi corazón. Enhorabuena a la Coral y a ti que también has sabido transmitir tanta emoción.

  3. Carmen Simeó Izquierdo

    Precioso y emotivo Concierto.
    Muy orgullosa de haber participado.
    Muchas Felicidades a todos, en especial a nuestro director Ernest.
    Y Felicidades a Ana, por plasmar tan bien el sentimiento de todos nosotros.

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