Celebramos el fin de curso ¡y por fin, vacaciones!
Tras un curso especialmente activo y lleno de retos, la Coral Harmonía Polifónica inicia sus vacaciones. Quienes hayan seguido las noticias que se han venido publicando en este Blog, han podido comprobar cómo ha sido este curso para todos nosotros.
La Junta Directiva ha tenido que afrontar la organización de un número de conciertos superior al de los dos últimos años y no con pocas dificultades, para transportar el piano, preparar programas y hasta cerrar acuerdos de colaboración con otras entidades.
Además de los conciertos que se han venido agendando similares a otros períodos, parece que este año se nos habían multiplicado las celebraciones de misas y otros compromisos musicales, al tiempo que ensayábamos una pieza importante para todos nosotros: el Requiem de Fauré. Esto comportó incrementar el número de ensayos durante los meses de abril y mayo. Una complejidad en la programación, a la que había que sumar el cambio de nuestra dirección musical que, desde finales de octubre, asumió nuestro estimado Ernest Artal, con un programa de actividades casi cerradas. Esto ha supuesto un gran esfuerzo para Artal y también un ajuste de voces para los coralistas.
Y llegado el mes de junio, cuando todavía nos queda en agenda una misa y dos conciertos, antes de que el calor de julio nos atrape, compartimos la celebración de fin de curso con una comida, en el salón dorado del Centro Cultural de los Ejércitos, organizada por los compañeros de la vocalía de sociales, Aurelio Pedrós, José Luis Ruiz y Daniel Iborra, como colaborador en los temas de intendencia.
En cuestiones de menú siempre habrá discordancias y en cuanto al estar de cada cual, en esta mesa compartida, igualmente cada persona pudo experimentar un mayor o menor bienestar… Ya somos personas de juventud multiplicada y vamos acomodándonos en elecciones más personales. Y esto es algo positivo. De lo que no cabe duda es que fue una comida envuelta en la armonía. Solo hay que mirar las caras que se ven en algunas de las muchas fotografías que se hicieron y en el ánimo que pusimos al cantar la pieza del famoso coro de Nabucco, aunque algunos no nos supiéramos la letra seguida.
Si cabe añadir algo a este fin de curso tan armonioso, fue la visita sorpresa de Gonzalo un par de días después. Se asoma Gonzalo, por el lateral izquierdo de la sillería del coro de la Basílica de San Vicente, mientras estamos ensayando. Ernest sigue tocando el piano y dirigiéndonos el ensayo, sin percibir la presencia de aquél. De momento, gira la cabeza, ve a Gonzalo y con una exclamación espontánea soltó un valencianísimo “chéee” y salto de alegría a recibirle con un gran abrazo. Gonzalo se quedó un rato con nosotros y mientras acompañaba con el piano, Ernest nos dirigía. En algún momento, llegaron a tocar el piano a cuatro manos. Solo quienes estuvieron allí pudieron ver la cercanía que existe entre estos dos magníficos directores. Eran la armonía personificada y nunca mejor dicho en aquel espacio musical.
Estas vacaciones nos permitirán desplazarnos de aquí para allá, pero no olvidaremos lo que nos ha dicho Ernest Artal: “Estoy preparando una misa especial para vosotros, ese es vuestro trabajo para el verano”.
Pues eso. Estudiaremos lo que nos está preparando Ernest y, en septiembre volveremos cargados de energía y dispuestos a acometer los compromisos que ya tenemos a la vista.
Feliz verano.
Ana Piera Orts. Contralto
Una grata reseña. Gracias, Ana. Feliz verano!.
Como siempre una gran reseña que nos brinda Ana siendo fiel reflejo de lo vivido y acontecido en las diversas actividades de la Coral en este mes de junio «fin de curso» Enhorabuena a todos los Coralistas y muy especialmente a nuestro querido director Ernest Artal. Gracias Ana.